Después de los 12 meses y numerosos desacuerdos entre los gobiernos locales y estatales y el equipo, Bennett anunció que la franquicia se mudaría a Oklahoma City tan pronto como el contrato de alquiler del KeyArena expirara. Los términos de la venta pedían al nuevo grupo de propietarios tener «buena fe y el mejor esfuerzo» para que en un plazo de 12 meses pudieran garantizar un nuevo contrato de alquiler del estadio u otro lugar en el área metropolitana de Seattle.