Ha hecho falta una tragedia con más de 600 muertos y el efecto multiplicador que las redes sociales dan actualmente a las noticias para que nos paremos a reflexionar y nos planteemos estas preguntas, aunque solo sea por unos días, o por unas semanas, que es lo que suele durarnos la conciencia social, más dependiente de imágenes frescas y grandes titulares que de las frías cifras.